martes, 19 de febrero de 2013

La mariposa y la lluvia

Hace frio y llueve. Y una se ve en el compromiso de escribir cosas  trascendentales, pegadas a esta realidad de sílex enmohecido en perfumes putrefactos. De seres siniestros, asesinos.
Que poco importará la mariposa muerta en mi patio. Con sus alas pesadas de lluvia y un color precioso. Naranjas y ocres mezclados sutilmente con algún filigrana en negro repetido en forma cromática, geométrica, perfecta. El esfuerzo de la naturaleza por ofrecer algo tan bello, tan cuidado desde su crisálida. Alimentado con lo mejor de su pasado, buscando mejorar la especie. La vida misma.
Cada parte de su cuerpo había luchado por crecer. Por mutar en ese esplendor de colores que recuerda a caramelos y cosas ricas. Cómo puede no importar cuando la muerte atropella impiadosa la belleza. Cómo pueden no importar la impotencia de sus ojos. Cómo puede  no importar el dolor de  la caída, el sueño interrumpido, la lluvia indiferente, la bala de Favale

1 comentario:

Jorge Arranz dijo...

Me sorprendió... Estaba yo mirando para adentro viendo a la linda y poética mariposita revolotear en su corta existencia y me la agarré con dios y lo puteé hasta el último puno seguido donde interrumpí mi sueño ...y apareció dios con nombre y apellido.